Nuestras soleras centenarias aportan a la gama de Jereces una vejez excepcional. Los paladares más exigentes coinciden: sutileza en estado puro.
Los vinos viejos de crianza oxidativa, como nuestro Moscatel Laura, pueden permanecer en perfectas condiciones organolépticas una vez embotellados durante muchos años, incluso si la botella se ha abierto con anterioridad.