El origen de la la marca «La Guita» lo encontramos en una anécdota de su fundador, Don Domingo Pérez Marín. Siempre preguntaba a quien quería comprarle vino si tenía «guita» , refiriéndose  al dinero. De este modo, y con el paso del tiempo, la gente comenzó a llamar a la bodega como la de «La Guita». En el año 1908, para reafirmar la marca, se añadió al registro y se añadió un trozo de guita a cada botella.

La bodega, situada en la zona del Barrio Alto, recibe directamente los vientos húmedos de poniente, imprescindibles para su crianza. Un vino perfecto para acompañar jamón, frituras y mariscos.